26 abril, 2024

 

 

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n 2 de Febrero del año 1982, comienza la historia del Capitán del Espacio. Ángel De Pascalis se enteró de que una fábrica de alfajores de Ezpeleta salía a la venta por estar quebrada. Junto todo lo que tenía y con un amigo Arturo Amado, la compraron.

Angelito, como lo conocían todos, puso manos a la obra. Primero desgustó veinte alfajores de distintas marcas. Y encontró la fórmula deleite. Nunca la divulgó, pero es una masa a base de cacao, y un dulce de leche especial.

Luego pensó en nombre para el producto. Era la época de guerra espacial entre EE.UU. y Rusia para llegar primero a la luna. Entonces, se llamarían Capitán del Espacio.

El comienzo fue en la localidad de Ezpeleta, donde la fabrica estuvo instalada por un año, luego se mudaron a un lugar más espacioso en la calle Luis María Campos en Bernal Oeste.

El 23 de Diciembre de 1972, la fabrica se mudo a su ubicación actual en la calle Gran Canaria en la localidad de Quilmes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luego de unos años se retira uno de los fundadores, quedando Ángel De Pascalis al frente de la empresa.

La empresa trabaja desde hace años en su máxima capacidad y vende la totalidad de su producción. Uno puede encontrar los alfajores en las estaciones de tren de Monte Grande, de Lanús o de Avellaneda, pero no los va a encontrar jamás, digamos, en Cabildo y Juramento.

Hace algunos años, un kiosco cercano a la intersección de Avenida de Mayo y Piedras tenía un cartel que decía “No tenemos alfajores Capitán del Espacio”.


Estos alfajores acompañaron la infancia de miles de habitantes de la zona sur del Gran Buenos Aires desde que la empresa fue fundada.

Los fundadores siempre tuvieron un perfil muy bajo, nunca se  hizo publicidad del producto y no aceptaron ser entrevistados por la prensa.

 

 Invertir más para ampliar la producción

 

Si existe una demanda latente tan grande, la inversión para ampliación de la producción es una verdad de manual. La producción limitada de Capitán del Espacio implica que, muchas veces, uno llegue al kiosco en el que siempre lo compró y no hay.

Nunca la empresa apostó un peso en publicidad. Todos los consumidores conocieron el alfajor por “el boca en boca”. A pesar de que con los años, la tecnología y maquinarias de elaboración fueron evolucionando. Ángel se resistía a ampliar la producción

Su producto era un ícono que hasta ganó el Mundial de Alfajores. Fue en 2006, derrotando en la final a dos archirrivales: Jorgito y Terrabusi. Con algo a favor. Los Capitanes del Espacio no necesitaban de avisos

En el 2012 falleció Angelito, tenía 86 años y su muerte impactó tanto que la gente propuso que el 1° de agosto, fecha de su desaparición, sea reconocida como el Día Nacional del Alfajor.

 

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