20 abril, 2024

Es un documental que señala los peligros resultantes de los cultivos de transgénicos, con propiedades genéticas patentadas en un 90% por Monsanto. Para dar con esta información, se basaron en documentos oficiales, publicaciones científicas y artículos encontrados en Internet.
La investigación examina sus consecuencias sobre el medio ambiente y la salud.

Monsanto es una multinacional estadounidense productora de agroquímicos y biotecnología destinados a la agricultura. Es líder mundial en ingeniería genética de semillas y en la producción de herbicidas. Si bien, en un principio producía productos químicos como ácido sulfúrico y PCB, como otras sustancias, Monsanto apuesta por este nuevo modelo de desarrollo agrícola basado en la modificación genética. En el año 2016, esta empresa anunció la aceptación de la compra por parte de Bayer, pero la repercusión que tuvo esta noticia fue que esta fusión, permita a la nueva compañía imponer con sus semillas transgénicas un monocultivo que acabe con la diversidad. Esas semillas, a su vez, producen plantas que son inmunes a los herbicidas y pesticidas que comercializan, lo que puede llevar a los agricultores a usar productos aún más tóxicos para proteger sus cosechas. Según indican desde Greenpeace, la fusión amenaza el futuro de una agricultura sostenible.

Esta Empresa, ofrece tanto semillas convencionales y biotecnológicas como también herbicidas. Dichas semillas varían desde maíz, algodón y sorgo. Usan genética en sus semillas, eventos y tecnologías. Estos alimentos transgénicosson producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética y al que se le incorporan genes de otro organismo para producir las características deseadas.

Monsanto se presenta como una Empresa agrícola cuyo objetivo es ayudar a los agricultores a producir alimentos más sanos, reduciendo a su vez, el impacto de la agricultura sobre el entorno. Plantea que su principal desafío es “cubrir necesidades actuales y preservar el planeta para el futuro”.El impacto que tiene el uso de sus productos, tuvo repercusión a lo largo del tiempo. Si bien se creía que el “RoundUp”, su principal producto que es el glifosato, iba a ser algo positivo sobre la agricultura, produce efectos negativos en la salud y en el medioambiente, subiendo la tasa de diversos tipos de cáncer y malformaciones.

Diario “ El sol ” – 2 de Junio de 2016.
En junio de 1996, en un trámite exprés que llevó sólo 81 días, el entonces secretario de Agricultura argentino Felipe Solá autorizó la producción y comercialización de soja transgénica en Argentina, una decisión que cambiaría radicalmente la estructura productiva del país.
El funcionario no encargó estudios propios sobre los efectos en humanos y en el medio ambiente, sino que basó su decisión en los presentados por la multinacional estadounidense Monsanto, parte interesada al ser la que comercializa la semilla modificada genéticamente y el herbicida Roundup que se utiliza junto con ella.
Desde entonces, el país experimentó un boom económico del que se beneficiaron muchos productores agropecuarios y varios gobiernos, agradecidos por la lluvia de divisas que dejaron las exportaciones. Pero los efectos devastadores que esta decisión iba a tener en la salud de las poblaciones en las zonas de fumigación, 20 años después, empezaron a conocerse.
De hecho, no fue hasta el año pasado que la OMS reconoció finalmente que el glifosato, principal componente del Roundup, el herbicida que se utiliza junto con la soja transgénica y es el más usado en el mundo, posiblemente sea cancerígeno.
así: «Territorios que eran productores de alimentos ahora producen enfermedades». La soja modificada genéticamente es resistente al glifosato. Por lo tanto puede fumigarse todo el campo y sólo ella sobrevivirá. En la actualidad, según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, casi 60 por ciento de la superficie cultivable de Argentina está cubierta por soja transgénica, que fue reemplazando cultivos tradicionales así como desplazando a ganaderos e impulsando el desmonte.
En contra de lo prometido por Monsanto, año a año se hizo necesario aumentar la cantidad de agroquímicos que se utilizan para combatir las malezas. Hoy en día ya son 300 millones de litros al año los que se fumigan sobre los campos de soja, según datos de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.
Monsanto sigue afirmando en su página web que el glifosato «no presenta efectos nocivos sobre la fauna, microfauna, ni sobre la salud humana, ni tiene efectos para el ambiente, cuando es empleado correctamente para los fines previstos en su etiqueta».
Verzeñassi, responsable de la práctica de fin de carrera de Medicina en Rosario, tiene una base de datos que abarca información sanitaria de 25 localidades de la zona sojera ubicadas sobre todo en la provincia de Santa Fe, pero también en las vecinas Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires.
Cuando tuvieron suficientes datos, hicieron un análisis estadístico que los sorprendió. «Pudimos evidenciar que el incremento en la cantidad de casos nuevos de cáncer cada 100.000 habitantes no era lineal sino exponencial. Es más, en los últimos cinco años la cantidad de casos de cáncer era igual a la suma de los 10 años anteriores», dijo en entrevista con dpa.
Se encontraron con cáncer de pulmón, hepático, gástrico y de mama, pero también de leucemias, linfomas y cánceres neurológicos que antes no había.
Verzeñassi es una de las voces más respetadas en encuentros sobre el tema. Incluso llamó la atención de la investigadora, autora de «El mundo según Monsanto”
«Si no tuviese la expectativa de aún estamos a tiempo de cambiar algo, no tendría sentido lo que hago», resume Verzeñassi, y agrega: «Estamos muy mal, pero creo que aún estamos a tiempo. Sólo tenemos que recuperar nuestra humanidad y dejar atrás el paradigma mercadocéntrico».

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