19 abril, 2024

La película John Q relata la realidad que se vive en Estados Unidos, el drama de un sistema de salud que es elitista, de privilegio para un grupo determinado de la sociedad, que cuente fundamentalmente con una considerable posición económica.

John, recibe la noticia de que su hijo Mike necesita con urgencia un trasplante de corazón, la cual lo sometería a una operación que pondría en riesgo su vida. La operación es sumamente costosa y John, por desgracia, no cuenta con el dinero ni la ayuda de su seguro para poder concretarla. Además de que los representantes del hospital les dan la espalda y los discriminan por su posición económica. Él y su esposa Denise, buscan todos los medios para poder conseguir el dinero para pagarla, pero no lo consiguen.

Este hecho es el que desencadena la desesperación de John al ver que su hijo se está muriendo por la falta de dinero, y es entonces, que decide tomar el lugar con algunos pacientes y personal del hospital como rehenes y los amenaza de muerte, si a su hijo no lo incluyen en la lista de personas para recibir un trasplante de corazón, el cual sólo accederían con dinero de por medio.

La realidad es que el protagonista quiere salvar la vida de su hijo, de manera justa y sin lastimar a nadie. Al cerrar el hospital, John permite que se atiendan a todas las personas por igual, trata de que todos los pacientes sean atendidos, y exige un sistema de salud justo e igualitario para todos los ciudadanos de su país.

Cuando John se da cuenta de que su hijo no contaba con ninguna solución, decide donar su corazón para que pueda salvarse, pero en ese preciso momento ocurre un milagro y aparece un donante que solo podía ser compatible con Mike. El niño pudo ser sometido a la operación y el trasplante fue exitoso.

 

El dilema ético que plantea la película refiere a las situaciones límites en las que se puede encontrar una persona, en esos momentos, cuando se agotan las instancias legales y las posibilidades personales para lograr un objetivo, es entonces cuando hay que decidir si se está dispuesto a conseguir algo “por las buenas o por las malas”.

La postura ética del médico en un principio fue la de obedecer las normativas de acuerdo a lo establecido institucionalmente. Por lo tanto, mientras la institución no diera la orden de operar al niño, o sea, mientras el padre no consiga el dinero para la operación, el médico se mantendría en esa postura. Pero luego el profesional reflexiona entendiendo que la filosofía de los doctores y su trabajo, es ofrecer y dar cuidado a las personas sin importar las condiciones.

La postura ética de John fue la de mantener los principios éticos hasta cierto momento en el cual, viviendo una situación límite en la que su hijo estaba a punto de perder la vida, comienza a tomar decisiones que van en contra de sus principios. El padre quiere salvar la vida de su hijo de manera justa y legal pero se ve acorralado por la impotencia y falta de contemplación por parte de las autoridades, lo que lo lleva a dejar los principios de lado.

La postura ética de la dueña de la clínica es la de priorizar los intereses corporativos ante todo. Al encontrarse en la posición en la que se encuentra esta persona, tomar decisiones resulta realmente difícil ya que se enfrenta al dilema ético que se genera debido a la confrontación entre la percepción personal de las cosas y el compromiso que se tiene con la corporación.

Este caso es solamente uno de los muchos casos que nos podemos encontrar si realizamos una observación fundamentada sobre las políticas de Estados Unidos respecto de sistema de salud. Desde nuestra mirada, culturalmente diferente, es imposible no percibir estas políticas como muy desatinadas. No podríamos imaginar una Argentina la cual, independientemente de cualquier otra cuestión política, no conserve el sistema de salud inclusivo actual. Por esto nos resulta paradójico que, siendo Estados Unidos una de las potencias mundiales no considere el tema salud como política de estado en su país.740452_640px